Naturalmente me refiero a un proceso de identificación de alumnos de alta capacidad. No voy a resumir dejándome llevar de mis sesgos de profesor, aunque la práctica del "decíamos ayer" es excelente.
Si la capacidad no es un apendice, si el CI no es lo que necesitamos para identificar, si lo del 3% es un camelo (demostrado), ¿cómo tiene que ser un proceso de identificación? Pues aquí os resumo unas cuantas características que la literatura especializada considera adecuadas para cualquier proceso de identificación. Eso que parece que -vistas las cifras del post anterior... y los anteriores- en España nadie parece querer reconocer que es IMPRESCINDIBLE.
Algunos de los autores que han escrito sobre las prácticas de identificación, como Clark (1992), Feldhusen y Baska (1985), Feldhusen y Jarwan (1993), Hagen (1980), Piirto (1999), Tannenbaum (1983) y tantos otros, coinciden en una serie de características que definen la identificación. Mi propia experiencia en los años del Centro para Jóvenes con Talento y las lecturas de muchos de los trabajos de los autores anteriores permiten llegar a esta apretada síntesis:
- Es una actividad con unos objetivos precisos que pretende localizar aquellos alumnos cuya capacidad potencial no está suficientemente estimulada por los programas regulares de la escuela, es decir, por el currículo igual para todos los desiguales.
- Tanto los indicadores como los instrumentos utilizados en la identificación deben reflejar el contenido o los requisitos de los programas en los que quiere incluirse a los posibles candidatos. Y claro, cualquiera comprende que un CI no da mucho margen para orientar la intervención educativa. Una puntuación específica en una aptitud diferencial de la inteligencia -como por ejemplo la aptitud numérica, el razonamiento abstracto, la visión espacial o la capacidad verbal- sí que permiten esa orientación. Dicho en otros términos, indicadores específicos: sí; indicadores generales o de síntesis: no.
- Debe tener carácter inclusivo para lo cual puede ser necesario utilizar información muy diversa que evite el riesgo de excluir incorrectamente alumnos que podrían beneficiarse de las ayudas educativas. Este aspecto apunta al problema de los falsos negativos, es decir, el de rechazar a determinados sujetos por pensar que no poseen unas características que realmente tienen. O por establecer ridículos puntos de corte rígidos; o por establecer porcentajes a priori poco justificados (ver los 3 ó 4 post anteriores sobre esto).
- En algunos casos, desde luego en procesos llevados a cabo de forma local, la admisión a un programa concreto debe estar regulada por un comité de expertos que discutan cada caso y analicen toda la información disponible. Habrá que afrontar, además, la difícil cuestión de determinar el procedimiento que se va a seguir para sintetizar la información de diversas fuentes que pueda obtenerse.
- El proceso no está limitado a un momento del tiempo de modo restrictivo. Ha de verse como un continuo. Ni un alumno está identificado para siempre, ni puede descartarse como candidato a una ayuda específica para siempre. Se debe evaluar su progreso dentro del programa con objeto de comprobar su correcta adscripción al mismo y poder validar el proceso seguido, ya que el éxito de un alumno en el programa es el mejor criterio sobre el funcionamiento del proceso de asignación de los sujetos. Además se debe aplicar lo de la locución latina clásica tan utilizada en el mundo del derecho: in dubio pro reo.
- Es conveniente llevar a cabo un screening multidimensional que recoja toda la información posible y que permita elaborar un perfil del candidato: sus capacidades,habilidades, sus puntos fuertes y débiles, etc.
Es mucho más lo que puede decirse; lo dejaremos para otras entradas. Por hoy éste es el mensaje. Y no olvidemos que, como decía aquel colega mío, "sobre gustos está todo escrito... pero usted quizá no se lo ha leído". Saludos.
4 comentarios en «¿Qué características debe tener un proceso de identificación?»
Según esto, entiendo que primero deben establecerse programas, y después, con miras a esos programas, hacer la evaluación pertinente para ver quién es adecuado para cada programa. ¿Es así?
Sí, es así. Parece lógico que los indicadores para seleccionar jugadores para un equipo de futbol no sean los mismos que para un equipo de redactores de un periodico. ¿No crees?
Ahora bien, hay más. El concepto de programa puede entenderse tanto para dentro como para fuera de la escuela. Si hablamos de programas fuera de la escuela, lo dicho. Pero si hablamos de programas dentro de la escuela, nos estamos refiriendo al currículo principalmente. Y en este caso se aplica lo mismo: habrá que determinar quienes son los alumnos que precisarán de unas modificaciones curriculares adeducadas. Puedes ver los posts al respecto en el blog. Por eso también es lógico que si pensamos en el aprendizaje escolar, las capacidades principales me se midan, ya que de talento académico se trata, sean la capacidad verbal y la capacidad cuantitativa. Saludos y gracias por el comentario.
Cristina es muy interesante lo que planteas pero responderte exigiría un libro y claro…De todos modos los profesores saben bien cuando un niño puede dar o no más. Lo mismo un entrenador deportivo o un pintor. De todos modos aquí entra en juego el arte. Y desde luego los temas emocionales no son fáciles. La educación en sí misma es muy compleja, pero no por ello menos apasionante. Poco a poco irán saliendo temas como los que mencionas en el blog. Saludos
Hola Javier,
Entiendo que tu campo de especialización son los niños, pero ¿y qué pasa con los adultos superdotados? ¿no existen? ¿es ya demasiado tarde para ellos? En la literatura no hay apenas referencias al adulto y su problemática. No estaría de más un post sobre ellos.
Un saludo