Competencias digitales en educación: un marco conceptual
Es un lugar común decir que estamos en una época de cambio. Todas lo son en realidad; podríamos señalar que es algo inherente a la naturaleza humana: “todo fluye, nada permanece”. Pero también es cierto en que hay épocas en las que el cambio se acelera o se percibe de modo más evidente. Tal es el caso que estamos viviendo en este primer tercio del siglo XXI.
El profesor de la Orden enunciaba tres características de los sistemas educativos que nos viene bien señalar aquí: funcionalidad eficacia y eficiencia. “En primer lugar, la coherencia entre, por un lado, inputs, procesos, productos y metas y, por otro, satisfacción de las expectativas y necesidades sociales define la calidad de la educación como funcionalidad, pertinencia o relevancia. En segundo lugar, la coherencia del producto con las metas y objetivos define la calidad de la educación como eficacia o efectividad. En tercer lugar, la coherencia entre, por un lado, input y procesos y, por otro, productos, define la calidad de la educación como eficiencia. En síntesis, lo que genéricamente denominamos calidad de la educación según esta teoría, se identifica con un complejo constructo explicativo de valoraciones, apoyado en la consideración conjunta de tres dimensiones interrelacionadas: funcionalidad, eficacia y eficiencia, expresión, a su vez, de un conjunto integrado de relaciones de coherencia entre los componentes básicos de la educación en general o de una institución educativa concebidas como un sistema (De la Orden, 1988)” (De la Orden, 2009, p.29)