Hace mucho tiempo que tengo ganas de escribir sobre este tema que he estudiado a fondo desde hace muchos años, pero por unas u otras razones nunca he visto el momento de poder hacerlo con sosiego, pues es un tema delicado y no siempre bien entendido. Más bien habría que decir, generalmente, mal entendido
Antes de entrar en el tema señalaré que de aquellos informes de los años referidos y los aportados por otros investigadores (no conozco la relación), surgió la conocida legislación del R. D. 696, de 28 de Abril, emparentado con la LOGSE; o el R. D. 943/2003 del 18 de Julio, emparentado con la Ley de Calidad, 10/2002 de 23 de Diciembre). A lo que habría que añadir toda la legislación de las Comunidades Autónomas que con más o menos acierto se han ido publicando.
No pretendo, en modo alguno, referirme a todo este entramado legislativo. Solo quiero señalar que en las disposiciones se dicen muchas cosas interesantes que no se ven reflejadas en la práctica diaria de las escuelas. Esta no es una afirmación osada, es una constatación de la realidad. ¿Cómo se explica que el número de alumnos identificados con una capacidad que exija un tratamiento diferenciado sea tan pequeña? ¿Por qué no hay procesos de identificación sistemáticos? ¿Por qué no hay una definición de capacidad, de alta capacidad y seguimos enredados en términos que no quiero ni repetir? ¿Se puede conciliar esto con el hecho de que la legislación diga que los "alumnos de alta capacidad serán objeto de atención prioritaria por parte de las Administraciones"? ¿qué parte de esta sentencia no hemos entendido? Vamos que una cosa es predicar y otra dar trigo. Ya señalé en más de una ocasión que las leyes no solucionan casi nada, particularmente si se incumplen de manera sistemática.
Pero vayamos a lo nuestro. Haré un recorrido conceptual por el tema que nos ocupa, no una descripción de la situación real de las escuelas; cada uno conoce bien cuál es el caso de la suya.
Una de las características comunes de los alumnos más capaces, como ya sabemos, es su velocidad de aprendizaje, que les hace avanzar en el currículo normal con una progresión, en ocasiones, extraordinariamente superior a la de sus compañeros de edad. Ello ha llevado a desarrollar todo un conjunto de medidas y estrategias que flexibilizan el progreso de los alumnos dentro del sistema, haciéndolo más dependiente de su capacidad que de su edad.
Tal flexibilización es la que propicia tanto el progreso más rápido como la anticipación en la entrada en el sistema o el acortamiento en los períodos de escolarización. Todas estas medidas que han comenzado a aparecer en nuestro ordenamiento legal, como apunté más arriba, se pueden englobar bajo la rúbrica, común en la literatura especializada, de aceleración (anticipación y reducción se denominaba en los decretos últimos ya comentados).
Mills y Beaton (1994) señalaban con indudable acierto que "debe removerse cualquier barrera instructiva o administrativa que se oponga a una aceleración apropiada, incluyendo una entrada temprana en la escuela elemental o la universidad. Asimismo, todos los programas deben contar con procedimientos de evaluación que permitan conocer lo que los alumnos ya saben, de modo que pueda tener lugar una enseñanza enriquecida y unas experiencias de aprendizaje adecuadas".
Y es que aceptado como un hecho suficientemente probado, que existen diferencias importantes entre los alumnos de una misma edad respecto a sus necesidades académicas, que justifica, es más, exige un tratamiento educativo diferenciado, seguir obstinándose en una escuela centrada en el profesor, organizada por edad, con un currículo fijo y cerrado es, simplemente, perder el tiempo.
En educación, el término aceleración "se refiere a las diversas estrategias empleadas para aumentar el ritmo con el cual un estudiante se mueve a través del curriculum" (Mackay, 1994).
Es una estrategia o conjunto de estrategias por las que "se ofrece la instrucción al nivel y velocidad adecuados a las condiciones de los alumnos" (Feldhusen, 1989). La aceleración supone "un paso más rápido sobre los contenidos académicos, lo que típicamente incluye ofrecer a los alumnos el curriculum estándar a una edad más temprana o en un nivel escolar más bajo de lo que es habitual" (Davis y Rimm, 1994).
Un modo de precisar el concepto de aceleración sería: "cualquier estrategia que como resultado conduzca al logro de créditos o a una ubicación avanzada (advanced placement) puede ser tipificada como acelerativa, mientras que aquellas otras que vayan más allá del curriculum ordinario, en amplitud o profundidad, pero que no conduzcan a un progreso o avance en los diferentes niveles, puede considerarse de enriquecimiento".
Rogers (1990) señala que aceleración es "cualquier programa que (1) acorta el tiempo que un alumno permanece en un determinado nivel educativo o (2) avanza el nivel del curriculum desarrollado a una edad o tiempo dado".
La práctica de la aceleración, como estrategia educativa, implica la toma de decisiones de carácter administrativo (desde una oferta de servicios educativos hasta una modificación del curriculum). Así, cuando se hable de la posibilidad de acceder tempranamente al jardín de infancia o a la universidad, el poder saltarse un curso completo o en parte, nos estamos refiriendo a una oferta del sistema educativo según la cual un estudiante puede entrar en un nivel superior al que le corresponde por su edad, durante una parte o todo el día, con objeto de recibir una instrucción más avanzada en una o más áreas de contenido. De este modo, la aceleración es una forma de ofrecer una enseñanza estándar pero a una edad más temprana de lo usual o en un nivel educativo más bajo de lo habitual. Por otra parte, la aceleración como un modelo curricular implica un desarrollo de las materias a un ritmo más rápido de lo usual. Puede tener lugar en la propia clase o en clases especiales (Cfr. Schiever y Maker, 1991).
Ambas decisiones (de servicios y curricular) tienen sus ventajas e inconvenientes. La aceleración como una posibilidad de servicio del sistema educativo tiene el inconveniente de que no ofrece un curriculum diferenciado a los alumnos más capaces. Simplemente reciben el mismo curriculum diseñado para alumnos medios mayores que ellos a una edad más temprana, pero no cambia, ni en contenido ni en velocidad, para adaptarse a sus necesidades.
Por su parte, la aceleración como modelo curricular sí que permite modificaciones en el curriculum, tanto en contenido como en velocidad. Así, tanto la compactación del mismo, de modo que se pueda cubrir más material en menos tiempo, como el aprendizaje al propio ritmo, serían ejemplos de esta estrategia.
En suma, podemos concluir que la aceleración es un procedimiento por el que se pretende adaptar el sistema educativo a las necesidades particulares de los alumnos, especialmente a su velocidad de aprendizaje, ya sea permitiendo que los alumnos reciban la enseñanza a edades más tempranas o a un ritmo más rápido de lo habitual. El contenido, los procesos de aprendizaje y los resultados esperados son los mismos, tanto para los alumnos más capaces como para los que no lo son (Cfr. Schiever y Maker, 1991). En la siguiente tabla podéis ver una buena relación de definiciones sobre el concepto; leída con calma veréis que hay una serie de elementos comunes, fáciles de descubrir.
Baste lo apuntado para esta primera entrada. En la siguiente hablaremos de los diversos tipos de aceleración que lejos de estar ligados casi exclusivamente a "saltarse un curso", se pueden encontrar en la literatura especializada hasta 18 modalidades diferentes.
9 comentarios en «La aceleración como estrategia educativa: aclarando conceptos (1)»
¡Enhorabuena por tu blog!
Te mando otro concepto de aceleración:
“La aceleración es la oportunidad para la escuela de evitar las adaptaciones curriculares”
José Escobar, 2016
En el mundo de hoy, el desafío es cómo atender a la diversidad en el aula, partiendo de la base que todos los seres humanos tenemos distintas capacidades y que aprendendemos de diferentes maneras.
Creo que son afirmaciones muy atrevidas y afortunadamente un poco obsoletas en nuestra educación actual. Bajo mi humilde opinión, no debemos discriminar al alumnado en más o menos capaces, sino en tener los medios adecuados para descubrir las diferentes capacidades de cada un@ y, entre tod@s hacer una educación cooperativa/colaborativa e inclusiva.Sigo pensando que la mejor investigación es la Investigación acción ya que permite conocer de primera mano las verdaderas necesidades del aula,del centro y su entorno.
Estimado Francisco, gracias por tu amable comentario. No alcanzo a ver qué parte es la atrevida y obsoleta de mis afirmaciones, pero me parece que calificarlas así es un poco aventurado por tu parte.
Lo que digo se basa en el estudio y en la investigación de más de veinte años sobre un aspecto de gran relevancia para el desarrollo del potencial de las personas y al que se dedican estudiosos de reconocido prestigio y relevancia dentro del mundo académico internacional.
Puede que conozcas estudios o investigaciones que yo no, pero no parece que argumentes tu discrepancia con mi posición, a la que tienes todo el derecho, naturalmente.
Por tu perfil en Google + aunque poco explicativo, parece que te dedicas a la música o a la enseñanza de la música, ámbito en el que lo que aquí explico es particularmente evidente. No me imagino a un prodigio de la música siguiendo las mismas clases de un niño con modesto sentido musical. Claro que el que haya grandes músicos o compositores puede ser considerado poco importante. No por mí, desde luego.
¿En qué parte de mi escrito se dice que no "haya que tener medios para descubrir las capacidades de cada uno"? Precisamente de eso se trata, para a partir de ahí actuar diferenciadamente con las necesidades de cada uno.
Me parece que lo has leído demasiado deprisa.
Pero insisto, si quieres oponerte al contenido deberías utilizar argumentos fundados. Afirmar que sigues pensado, por ejemplo, que la mejor investigación es la Investigación acción, no deja de ser una generalidad parcial y discutible, porque los enfoques de la investigación no son buenos o malos (condición moral) sino adecuados o no para según qué propósitos.
Gracias de todos modos por tu interés y comentario que seguro pretende ser constructivo.
uff ,estimado profesor ,lo lamentable es,que a un talento de la música,le metemos en un aula le NORMALIZAMOS ,le aburrimos ,y cuando ya se ve a sí mismo incapaz de nada le llamamos INSUFICIENTE ,es mucho más importante para la sociedad ,que siga el currículo a que toque la guitarra o cualquier otro instrumento con maestría y mucho más cómodo repetir que acelerar .
Cuanto me gustaría escucharle hablar con los responsables de educación de mi comunidad autónoma ,Castilla la Mancha ,200 alumnos aacc identificados,30 de ellos en Guadalajara ,casi un 30 por ciento de alumnos abandonando el sistema y las que estamos mal del coco somos las madres que les malcriamos por no dejar que les adoctrinen.El sistema es maravilloso según ellos ,por lo tanto no hay nada que cambiar.Eso sí ,después repescamos a los alumnos en los centros para adultos y les ponemos a cocinar y a peinar ,con todos mis respetos a estos sectores,cuando uno nace con ansia de saber y de investigar hay que cuidarlo, mimarlo y poner a su disposición los medios necesarios de forma temprana,como bien dice esa ley que no se cumple ,por no identificar.Claro que para identificar ,tenemos que tener personal preparado ,y yo, que ya he pedido titulación del personal que debe hacer dicha identificación,como respuesta recibo :El personal de educación de Castilla la Mancha ,está capacitado para esa función.Pero de titulación especifica ,nada de nada.Y mientras los alumnos AACC ,siguen sin aflorar o identificados pero sin atender,suspendiendo,repitiendo dejándoles sin autoestima.
Gracias por su labor.
Llevas razón en mucho de lo que dices. LLevo años luchando para que esto cambie. La verdad es que hemos mejorado mucho y la sensibilidad social y educativa es mayor de lo que era en el año 1993… Pero queda tanto por hacer. Lo importante es no rendirse.
Cierto,no me rendiré.
Enhorabuena, Javier, por tu escrito sobre la aceleración. A lo largo del pasado año 2015, desde los Grupos de Trabajo de Altas Capacidades del COPC (Colegio Oficial de Psicología de Catalunya) y del COPEC (Colegio de Pedagogos de Catalunya) hicimos un estudio con niños acelerados por lo menos un curso a lo largo de los últimos diez años, y las conclusiones no pueden ser más positivas y favorables a esta medida educativa, siempre y cuando se trate de niños superdotados o talentos académicos, pues con los demás tipos de alta capacidad no creemos que sea conveniente una aceleración total (en todo caso, parcial). Muchas gracias por divulgar sobre este tema. Seguimos luchando e insistiendo en todas las escuelas con las que tenemos contacto para que identifiquen e intervengan adecuadamente con los niños con AC.
Yo todavía no entiendo por qué teniendo especialistas como usted, la Consejería en La Rioja, no colabora con la UNIR para desarrollar , programas o formar al profesorado dependiente de la misma. Otra opción sería que el Gobierno financiara la formación del profesorado a lo lago de los años como ya hicieron en su día con otros temas otras comunidades llegando a financiar y costear incluso los masters. Soy docente y no hay que discutir que cada persona tiene su capacidad su potencial y su ritmo pero, es cierto que no veo a nadie protestar por hacer adaptaciones curriculares a "la baja", en cambio en los centros todo son pegas para ampliar "al alza" y esas ampliaciones o supuestas ampliaciones dejan mucho que desear porque a veces es la mera entrega de una ficha. Me parece muy interesante el cuestionario para los intereses del alumno pero más aún el de estilos de aprendizaje .No entiendo tampoco ese afán de ciertos docentes por ocultar las capacidades del alumnado y que no se note que son diferentes, como si esa diferencia fuera negativa y sus esfuerzos se centran en "normalizarles". Yo misma lo sufro y he tenido que aguantar mucho. El sistema poco flexible y arcaico que todavía rige la educación en España, a nivel de organización, estructura, etc, los pésimos equipos directivos sin verdaderos líderes pedagógicos y la escasa oferta de formación del profesorado constituyen un cóctel difícil de digerir. Realmente creo que los propios docentes no son conscientes a menudo de que la A.C requieren una atención especial por mucho que lo diga la ley y eso no se soluciona sólo o tan sólo cambiando de metodologías. La mejor manera de luchar contra ello es formación, formación y formación.