La primera parte es falsa, la segunda no.
Claro que se producirán diferencias entre los alumnos en función de su capacidad. Pero es que ¿acaso somos iguales? Es evidente que somos muy diferentes en nuestras competencias y posibilidades. Somos iguales como personas, y es esa igualdad radical la que exige un tratamiento diferente.
El principio de igualdad de oportunidades exige, precisamente, que a cada alumno se le de la ayuda que precise en función de sus propias características. Lo que atenta contra este principio es el tratamiento educativo indiferenciado, haciendo sinónimos igualdad de oportunidades e igualdad de resultados. De este modo lo que se promueve es el igualitarismo y se consolida la mediocridad.
No es posible mantener con rigor esta postura y, al mismo tiempo, hablar de la atención a la diversidad o de las necesidades educativas especiales que lleva consigo este principio.
Es preciso tener en cuenta que la atención a la diversidad es una cuestión de principio, no de tipología. Es decir, que no se trata de atender a unos tipos de diferencias y no a otros. Se podría preguntar, ¿pero qué tipo de diferencias deben ser atendidas? ¿cualquier diferencia? La respuesta es sencilla, la pedagogía diferencial la ha señalado hace mucho tiempo: deben atenderse aquéllas diferencias que sean educativamente relevantes, significativas, para el desarrollo personal de los educandos.
Centrándonos en la escuela, el principio que se podría invocar es el que constituye uno de los pilares del modelo de CTY, el optimal match, según el cual ha de procurarse que la enseñanza que los sujetos reciben se adecúe de modo óptimo a sus condiciones personales, al menos en dos sentidos: dificultad y velocidad.
Lo primero se relaciona con la profundidad y el nivel de desarrollo, con la complejidad y el reto intelectual. Lo segundo, con el ritmo de aprendizaje de los alumnos, concepto que nunca será suficientemente enfatizado y que implica, entre otras cosas, que al alumno debe permitírsele que avance por el currículo a la velocidad que convenga a su ritmo de aprendizaje, evitando a toda costa las tareas repetitivas sobre ámbitos ya dominados suficientemente, que lo único que promueven, lejos del desarrollo intelectual, es el aburrimiento.
4 comentarios en «Mito 11. La atención diferenciada a los alumnos de alta capacidad atenta contra el principio de igualdad de oportunidades, produciendo diferencias entre los alumnos en función de su capacidad»
Totalmente de acuerdo. Confundimos uniformidad con igualdad de oportunidades y así nos va. Todos iguales pero bajando el nivel al de los mas torpes.
Imaginaos la cara que se le queda a los padres cuando el/la profesor/a del si hijo les dice que "intentan amarrarlos para que su comportamiento sea NORMAL"
Sin embargo desde educación se promueven los ACIS de ampliación y recomiendan profundizar en los contenidos y no avanzar en el currículo. Eso cuando consigues que evalúen y que hagan algo. Porque lo habitual es que te den largas, no les parece, o descartan el tema porque el CI da "sólo" 127.
Sin embargo desde educación se promueven los ACIS de ampliación y recomiendan profundizar en los contenidos y no avanzar en el currículo. Eso cuando consigues que evalúen y que hagan algo. Porque lo habitual es que te den largas, no les parece, o descartan el tema porque el CI da "sólo" 127.